Regiones oscuras del genoma pretenden explicar la evolución.

En los cromosomas de cada ser vivo existen segmentos del ADN que no necesariamente se encargan de formar las proteínas de las cuales estamos compuestos. Anteriormente, se hablaba de una teoría de aislamiento, dónde la función de estos segmentos de ADN “basura” era proteger al material genético (genes), que se encarga de sintetizar las proteínas, esto debido a los daños que se pudieran dar por la radiación a la que nos exponemos día con día, sin embargo seguía pareciendo difícil creer que los seres vivos sintetizamos en cada división celular semejante cantidad de material genético, únicamente por la protección de los genes.

La naturaleza tiende a ahorrar la mayor cantidad de energía posible en los procesos biológicos y por ello forma las estructuras lo más perfectas posibles para cada función en especial y hacer uso de poca energía para procesos que de manera habitual requerirían una mayor cantidad, un excelente ejemplo es la función enzimática, que gracias a ella es que es posible acelerar o catalizar procesos que de manera natural tomaría más tiempo o al menos una mayor cantidad de energía.

De ahí que a medida que las investigaciones fueron en aumento se comenzó a atribuir las funciones correspondientes a cada región del genoma y se apartó la mirada de la idea que señala a los genes como los únicos encargados del funcionamiento del organismo.

Actualmente otra de las funciones que se le ha atribuido tiene relación con la evolución de las especies, al encontrar en un estudio reciente que un segmento de la región central de los cromosomas, conocida como centrómero, específicamente en el ADN pericentromérico, que se ha considerado como ADN “basura”, realmente tiene una función de gran relevancia, al permitir el empaquetamiento de los cromosomas en una estructura tan compacta como lo es el núcleo. Este trabajo utilizó moscas de la fruta y ratones como modelos de estudio y demostró que de haber cualquier daño en las proteínas que se encargan de la conformación del núcleo, estás células formarán núcleos pequeños, además conllevará a generar daños en el ADN y más adelante muerte celular.


Estas características se denota que llegan a ser particulares de las células eucariotas y se propone que “el cromocentro y el ADN satélite desempeñan un papel fundamental en la encapsulación del complemento completo del genoma dentro de un solo núcleo” haciendo referencia a la característica evolutiva que se ha compartido con todas las especies eucariotas. Este trabajo nos muestra concretamente cómo es que las especies, en este caso particular, de eucariotas han desarrollado características similares gracias a una evolución en su conjunto y ya no sólo tratándose de las similitudes a nivel de los genes que expresa cada especie, sino también del ADN al cual no se le atribuía ninguna función aparente.

Es importante mencionar que gracias a estos estudios se abre la posibilidad de continuar estudiando las regiones no codificantes del ADN, para darnos una idea más clara de las funciones que realmente desempeña y vislumbrar, al mismo tiempo, los procesos evolutivos por los que hemos pasado a través de la historia para en un panorama más amplio podamos explicar los procesos naturales que nos rodean.

La información ha sido publicada en la revista elifesciences.

Brandon Córdova

Redactor de ciencia para Enséñame de Ciencia y comunicador científico en Somos Cosmos. Estudia Ingeniería Ambiental en la Universidad Privada del Norte (UPN).

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