¿Realmente pueden sentir dolor las langostas al ser hervidas? Esto es lo que dice la ciencia

Durante décadas, el arte culinario nos ha mostrado una gran variedad de platillos exóticos y exquisitos, de los cuales, en más de una ocasión nos han abierto el apetito. Sin embargo, algunas técnicas para preparar ciertos alimentos que involucran a animales, han sido objeto de múltiples críticas por parte de muchas entidades éticas y de defensoría de los derechos animales. 

De todos estos platillos, aquellos que involucran su preparación donde se cuece al animal vivo, son los peor vistos y son los que constantemente sufren ataques por diversas campañas. Si bien una gran variedad de insectos (como chapulines, hormigas, chinicuiles… etc) y moluscos (caracoles de jardín) son preparados aún con vida en los platillos, lo cierto es que solo aquellos que involucran a animales más complejos, son los que llaman la atención de las campañas contra el maltrato animal. 

Un ejemplo de ello son las langostas, que durante mucho tiempo su preparación ha involucrado hervir al animal aún cuando este se encuentra con vida, algo que resulta “cruel e inhumano” desde un punto de vista ético. 

Recientemente han salido a flote muchos movimientos en contra del maltrato animal, por lo que hervir langostas vivas puede estar prohibido bajo una nueva ley en Reino Unido diseñada para proteger los derechos de bienestar de los animales considerados como seres sensibles. Entonces, ¿las langostas son seres sensibles, sienten dolor y qué tiene que decir la ciencia sobre el atolladero moral de la agonía de los crustáceos y las ollas de cocina? 

Como ya hemos mencionado, desde un punto de vista ético, resulta inhumano y cruel realizar este tipo de actividades, pues por mucho tiempo se ha especulado sobre el sufrimiento que experimentan estos animales al ser hervidos vivos. Sin embargo, abordar el tema desde un punto de vista científico resulta más complejo. 

En un artículo publicado hace ya un par de años en el Journal of Experimental Biology, los científicos demostraron que las langostas evitan las áreas donde han recibido descargas eléctricas, lo cual es consistente con un criterio clave para el dolor; con ello, se podría concluir que las langostas experimentan dolor cuando son hervidas vivas. 

Por otra parte, es importante señalar que muchos individuos han afirmado escuchar los “gritos de agonía” de estos crustáceos cuando son hervidos, lo cual ha sido refutado hace ya varios años, al demostrarse que esos “gritos de dolor” no es otra cosa más que el propio aire que se escapa del animal; las langostas no tienen cuerdas vocales, por lo que es imposible que griten. 

Del otro lado de la trinchera, se encuentran aquellos intelectuales que afirman que los crustáceos (y muchas otras especies animales) poseen un sistema nervioso poco sofisticado similar al de un insecto, y carecen de las estructuras cerebrales necesarias para sentir dolor y sufrimiento. Esta escuela de pensamiento también sostiene que es imposible saber si la reacción de una langosta a un impacto repentino es una respuesta de dolor “verdadera” o simplemente  una reacción refleja.

El debate aún continúa hasta la fecha, y no se han aclarado del todo los puntos clave para considerar si estos animales realmente sufren y sienten dolor al ser hervidos. Sin embargo, en muchos países (como Nueva Zelanda y Suiza), realizarlo es ilegal.  

Alan Steve Nájera Cortés

Alan Steve tiene una licenciatura en Bioquímica Clínica por la Universidad Nacional Autónoma de México y hace trabajo de investigación en la Unidad de Genética y Diagnóstico Molecular del Hospital Juárez de México. En internet, Alan es fundador de la comunidad Enséñame de Ciencia.

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