Los científicos planean enviar gusanos a las estrellas

Nuestra visión sobre los viajes interestelares tripulados, que hasta ahora solo son posibles en la ciencia ficción, se basa en la imagen que tenemos sobre el papel protagónico del humano en la exploración espacial; por tanto, podríamos pensar que los primeros viajes interestelares serían tripulados por humanos, o bien, por animales que sean muy similares a nosotros, fenotípicamente hablando. 

Este tema ha sido muy debatido por la comunidad científica, la cual ha dado a conocer que los primeros viajeros interestelares podrían ser organismos muy simples: gusanos del género Caenorhabditis elegans (C. elegans), nemátodos que durante mucho tiempo han sido modelos de estudios en las ciencias biológicas. 

De acuerdo con un comunicado emitido por la Universidad de California en Santa Bárbara, en Estados Unidos, un grupo de investigadores han concluido que los mejores astronautas para los primeros viajes interestelares serían este tipo de nemátodos, los cuales serían enviados por miles en naves espaciales en forma de oblea. Las naves serían impulsadas a increíbles velocidades y podrían llegar a Próxima Centauri (la estrella más cercana a nuestro sistema solar) en aproximadamente 20 años, enviando a la Tierra una valiosa información a través de comunicación fotónica.

Una de las principales limitantes que hacen “imposible” los viajes interestelares tripulados, es la gran distancia que separa a nuestro sistema solar de otras estrellas, lo cual hace que los sistemas de propulsión de las naves con la tecnología actual, sean obsoletas. Por ello, un equipo de astrónomos estadounidenses dirigidos por los astrofísicos Joel Rothman y Philip Lubin, han diseñado una solución para este problema, que integra nuevas formas de propulsión y el uso de los gusanos microscópicos C. elegans como viajeros interestelares. 

Según los autores del estudio, publicado en Acta Astronautica, con el desarrollo de un enfoque de propulsión basado en luz láser, se elimina la opción de los combustibles en las naves espaciales. Con dicho sistema de propulsión, se podrían alcanzar velocidades superiores a los 160 millones de kilómetros por hora, con lo cual, podrían llegar en 20 años a la estrella más cercana a nuestro sistema solar (un tiempo muy corto, considerando los 80,000 años de viaje que se requerirían con la tecnología actual).

Sin embargo, dadas las condiciones del sistema de propulsión relativista, emplear una tripulación humana no sería viable. Por ello, el modelo biológico a elección es C. elegans, considerando su trayectoria en los estudios realizados en la exploración espacial. Estos pequeños gusanos (no mayores a 1 mm) ya son veteranos de los viajes espaciales, como sujetos de experimentos realizados en la Estación Espacial Internacional y a bordo del transbordador espacial, incluso sobreviviendo a la trágica desintegración del transbordador Columbia. 

El poder enviar humanos al espacio interestelar es una hazaña que solo está presente en la ciencia ficción, pero en la realidad es todavía un sueño lejano. Aún así, con estas investigaciones se allana un camino más claro en la exploración interestelar.

La investigación ha sido publicada en Acta Astronautica.

Alan Steve Nájera Cortés

Alan Steve tiene una licenciatura en Bioquímica Clínica por la Universidad Nacional Autónoma de México y hace trabajo de investigación en la Unidad de Genética y Diagnóstico Molecular del Hospital Juárez de México. En internet, Alan es fundador de la comunidad Enséñame de Ciencia.

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