Una “máquina del tiempo” creada con células humanas podría ser la solución para revertir el cáncer para siempre
Durante mucho tiempo los científicos han realizado investigación en materia de oncología, y si bien en los últimos años se han visto los frutos de sus esfuerzos en la creación de métodos para combatir la enfermedad, lo cierto es que todavía falta mucho por recorrer antes de tener una cura específica para cierto tipo de tumores.
A través de la experimentación médica y de sus frutos, cada vez es más claro el panorama que se tiene sobre las enfermedades oncológicas, y parece ser que el santo grial de la oncología se centra en encontrar una cura definitiva al cáncer, lo cual parece ser cada vez más una realidad con los recientes avances en materia de genómica, propiamente dicho en la terapia génica y, si bien esta nueva herramienta se ha usado para reparar ciertas afecciones en algunos individuos, todavía se encuentra en etapa infantil con su implementación en el cáncer.
Pero ahora, un equipo de científicos liderados por la Universidad de Purdue, han dado un paso gigantesco en la implementación de esta herramienta en los eventos neoplásicos, es decir, en el cáncer. Mediante el empleo de células provenientes de una región especializada del páncreas llamado acino, los investigadores de Purdue han creado lo que ellos llaman “una máquina del tiempo biológica” (hablando en sentido figurado), la cual ha mostrado ser una forma prometedora para revertir el curso del cáncer antes de que se propague por el páncreas.
“Estos hallazgos abren la posibilidad de diseñar una nueva terapia génica o fármaco porque ahora podemos convertir las células cancerosas a su estado normal”, explicó en un comunicado el Dr. Bumsoo Han , profesor de ingeniería mecánica de la Universidad de Purdue y autor principal del estudio publicado en Journal Lab on a Chip.

Si bien los métodos convencionales orientados a combatir el cáncer se centran en combatir el problema cuando este ya se encuentra presente, el método de Bumsoo se basa en revertir el problema que se encuentra alterado en las células, antes de que estas se vuelvan cancerígenas y se propaguen por el páncreas.
Las células acinares pancreáticas se encargan de la producción de cierto tipo de enzimas con actividad digestiva, las cuales son vertidas de manera natural en la primera porción del intestino delgado. Sin embargo, cuando el cáncer de páncreas comienza a atacar, este proviene generalmente de una inflamación crónica que es ocasionada por una mutación que “engaña” a las células acinares para que sus enzimas comiencen a digerir al propio páncreas.
Uno de los genes implicados en estos cambios genéticos que anteceden al cáncer es el gen PTF1a, el cual es el objetivo principal de los investigadores e ingenieros de la Universidad de Purdue. “El gen PTF1a es absolutamente crítico para el desarrollo normal del páncreas, si carece del gen PTF1a, no se desarrolla el páncreas. Entonces, nuestra idea era, si volvemos a activar el gen PTF1a en una célula de cáncer de páncreas, ¿qué sucedería? ¿Revertiríamos el fenotipo del cáncer?”, explicó en un comunicado el Dr. Stephen F. Konieczny, de la Universidad de Purdue y coautor del estudio publicado hace unos días.
El modelo que desarrollaron los investigadores de Purdue supera un gran desafío al capturar con precisión la complejidad anatómica del acino, con la cual han podido dar un gran salto en el estudio del cáncer de páncreas. “En este modelo, no solo se reprograman las células cancerosas, sino que, por primera vez, podemos mostrar la arquitectura tridimensional normal del acino, que se ve muy similar a las mismas estructuras que vemos en un páncreas sano”, explicó Konieczny.
Si bien este modelo por ahora se encuentra enfocado en el cáncer de páncreas, los científicos esperan que más adelante se pueda extender a otro tipo de neoplasias, con la ayuda de las investigacione svenideras. Aún así, este parece ser un enfoque totalmente diferente para combatir esta afección. Quizá estemos a la vuelta de la esquina en encontrar la cura para el cáncer… sólo el tiempo lo dirá.
La investigación ha sido publicada en Journal Lab on a Chip.