Perros distinguen la intención de las personas.
Los perros o Canis lupus familiaris, han sido una especie que ha acompañado a los seres humanos desde hace ya algunos miles de años, son mamíferos peludos pertenecientes a la familia de los cánidos y poseen un sentido del olfato y del oído bastante desarrollados con respecto del humano, además han sido una de las especies mayormente domesticadas a través de una selección artificial y han creado un vínculo especial con las personas a través de los años, llegando a desarrollar distintas razas de morfología variable y distintos promedios de vida.
Entre algunas de las grandes cualidades de los perros es que son animales muy inteligentes y llegan a comprender un cierto número de palabras, así como interpretar acciones y recordar momentos, además de ser animales de personalidad muy social y que han mostrado tener sentimientos ante otras formas de vida.
Cuando hay una interacción con las personas, los perros suelen expresar a través de sus acciones y movimientos corporales una respuesta a diferentes tipos de situación, su cola suele ser un indicador bastante expresivo sobre lo que están sintiendo y cómo es que pudieran reaccionar ante determinadas circunstancias.
Una pregunta que se han hecho los investigadores es “¿Pueden los perros distinguir las acciones humanas intencionales de las involuntarias, incluso cuando los resultados de la acción son los mismos?” Esta pregunta cobra relevancia al conocer los procesos, claramente, más complejos que se requieren trabajar en la mente de nuestros caninos, si es que estos pudieran distinguir entre estas dos tipos de acciones. Esta misma pregunta se la formuló Schünemann, el cual gracias a un estudio publicado el miércoles pasado arrojó resultados interesantes al poner a prueba a los cánidos en cuestión bajó un paradigma que haría comparar sus reacciones ante el comportamiento de dos personas; una con acciones intencionales y la otra no intencionales.
El experimento consistió en restringir una recompensa bajo un comportamiento intencional en uno de los casos y en otros dos bajo un comportamiento de incapacidad de darle la recompensa, los resultados mostrados señalan que hubo algunas diferencias en cuanto a las vocalizaciones y comportamiento de los sujetos peludos en cuestión, sin embargo como bien indica Schünemann “Es posible que las reacciones de los perros en este estudio reflejen algún tipo de capacidad sociocognitiva, pero no una comprensión de la intención en acción”, esto se debe a que algunas de las variables utilizadas no fueron del todo puntuales, dado que por ejemplo, los experimentadores que mostraron un comportamiento de incapacidad no estaban cegados del todo y esto pudo haber alterado el comportamiento, además se pudieron haber dado pistas que hicieran ver a nuestro perro en cuestión que realmente si era capaz de tener acceso a la recompensa. A pesar de esto, el estudio denota que realmente los perros son excelentes identificando identificando emociones positivas de las negativas.
Finalmente el autor destaca que para futuras investigaciones se deben tener algunas consideraciones importantes, menciona que en “dicha investigación debería analizar el papel explícito de las exclamaciones vocales en las reacciones de los perros. ¿Hasta qué punto los perros usan estas señales para reconocer la intención en acción o algo más?”
La información ha sido publicada en la revista Nature.