Muertes en aumento por sobredosis de opioides en Estados Unidos

Fotografía Matja Juraja

En los últimos años las muertes por sobredosis de opioides en Estados Unidos han aumentado considerablemente. En la lista de estos medicamentos encontramos:

Tramadol (Ultram), Hidromorfona (Dilaudid), Metadona (Dolophine, Methadose), Morfina (Apokyn, Avinza, Kadian, MS-Contin, entre otros), Oxicodona (OxyContin, OxyIR, Roxicodone), Hidrocodona, Oximorfona (Opana), Fentanilo (Actiq, Duragesic, Fentora, Lazanda, Subsys, y otros).

Los opioides, que bien pueden ser recetados o adquiridos de maneras irregulares, pueden volverse rápidamente mortales.

“Los principales efectos tras la administración de un agonista son sedación, euforia, anestesia, náusea y vómito, miosis, supresión de tos, depresión respiratoria, rigidez, constipación, enrojecimiento facial y prurito, problemas urinarios y la probabilidad de dependencia.” Según el artículo Farmacología de los Opioides. 

Estas drogas pueden traer sentimientos de placer, sin embargo, estos medicamentos a la vez pueden afectar fatalmente el funcionamiento del organismo.

“Los opioides matan a las personas al disminuir la frecuencia y la profundidad de la respiración”, dice el médico toxicólogo y médico de urgencias Andrew Stolbach de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins.

La respiración es una de las muchas funciones que se ven afectadas, de tal forma que en las regiones llamadas médula y protuberancia se ejerce el control de la frecuencia respiratoria. Estas regiones están llenas de receptores de opioides, proteínas que se establecen en la superficie de las células, y se consolidan con los opioides.

Los opioides pueden hacer un daño crónico en la respiración al afectar directamente en el sistema nervioso central.

La respiración se ve afectada y esto a su vez detiene el oxígeno fresco que llega a las células del cuerpo y no elimina el dióxido de carbono, los receptores cambian la manera en la que las células se comportan, lo que puede provocar que se detenga la respiración. Existen receptores de opioides en distintos tejidos, músculos, áreas del cerebro y en todo el cuerpo. Los opioides silencian el sistema de alarma del cuerpo cuando este se ve invadido de CO2 y las señales de urgencia no se emiten, lo que lleva a un desenlace fatal.

Una de las manifestaciones más significativas de una sobredosis de opioides es cuando sale líquido espumoso alrededor de la boca y nariz, y el edema pulmonar.

Es posible que se llegue al “Síndrome de pecho de madera” (SN: 3/9/16, p. 14) al inyectar a un paciente con fentanilo, lo que produce que el diafragma y los músculos del pecho sufran contracción.

En los años 2015 y 2016 se vio un aumento considerable en las muertes por sobredosis de opioides. Inclusive el año 2017 fue un mal año en tema de muertes por sobredosis.

En las estadísticas oficiales se esconden historias individuales de temas no resueltos y que tuvieron un trágico desenlace.

Los investigadores están planteándose qué circunstancias son las que orillan a las personas a tomar y a sufrir sobredosis con estas estas sustancias mortales, lo que supone un reto para las próximas generaciones de especialistas.

Se están haciendo campañas grandes en USA sobre la concientización del peligro que corren las personas al consumir opioides ya que se ha normalizado su uso y esto ha provocado la situación que al día de hoy impera.

El artículo fue publicado en: British Journal of Anaesthesia. 

Brandon Córdova

Redactor de ciencia para Enséñame de Ciencia y comunicador científico en Somos Cosmos. Estudia Ingeniería Ambiental en la Universidad Privada del Norte (UPN).

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